Son un grupo de afecciones de salud mental en las cuales una
persona tiene un patrón prolongado de comportamientos, emociones y
pensamientos que es muy diferente a las expectativas de su cultura.
Estos comportamientos interfieren con la capacidad de la persona
para desenvolverse en las relaciones interpersonales, el trabajo y
otros escenarios.
Un trastorno de personalidad se define como experiencias y comportamientos que difieren de las normas sociales y expectativas. Las personas diagnosticadas con un trastorno de la personalidad pueden tener alteraciones en la cognición, emotividad, funcionamiento interpersonal o en el control de impulsos. En general, los trastornos de personalidad se diagnostican al 40-60% por ciento de los pacientes psiquiátricos, y representa el diagnóstico psiquiátrico más frecuente.
El maltrato, abuso o negligencia emocional en la infancia parecen jugar un papel especialmente importante en el desarrollo de diversos trastornos de personalidad. En particular, entre las personas con trastorno límite, el 55% ha sido víctima de abuso sexual. Esto no significa necesariamente que el abuso sexual sea la causa, sino más bien puede implicar que, en una personalidad con cierta predisposición, el trauma del abuso actuó como desencadenante.
La negligencia emocional es otro aspecto importante a tener en cuenta en la aparición de este tipo de trastornos. Consiste en ignorar o no prestar atención a las necesidades emocionales de los niños.
En algunos casos, la personalidad de un niño puede ser (por motivos genéticos) tan difícil de manejar que los padres no sepan cómo hacerlo y acaben respondiendo con abuso o negligencia, agravando los problemas del niño y propiciando la aparición del trastorno.
El abuso verbal puede tener también un impacto. En un estudio realizado con 793 madres, los investigadores les preguntaron si habían gritado a sus hijos y les habían dicho que no los querían o amenazado con echarlos. Los niños que habían experimentado este tipo de abuso verbal tenían el triple de probabilidades de desarrollar trastorno de personalidad límite, narcisista, obsesivo-compulsivo o paranoide en la edad adulta.
Incluso los compañeros, profesores u otras personas significativas pueden ejercer un impacto, tanto positivo como negativo. Un niño con una predisposición a desarrollar un trastorno de personalidad, puede no desarrollarlo nunca si se encuentra en un ambiente sano y protector, pero si se encuentra en situación de maltrato o abuso es muy probable que acabe padeciendo el trastorno.
Las experiencias vitales también juegan un papel importante. Por ejemplo, explica Judith Beck, directora del Beck Institute for Cognitive Therapy and Research, un niño con tendencias obsesivo-compulsivas que tiene padres alcohólicos puede asumir la responsabilidad de cuidar de sus hermanos menores, lo que puede ampliar su propensión hasta que aparece el trastorno.
Como vemos, la genética puede hacer que tengas una predisposición, pero el ambiente y experiencias que vives pueden influir, para bien o para mal, tanto en el desarrollo del trastorno como en su manejo y tratamiento, siendo siempre posible el cambio.
Los síntomas varían ampliamente dependiendo del tipo de trastorno de la personalidad.
En general, los trastornos de la personalidad involucran sentimientos, pensamientos y comportamientos que no se adaptan a un amplio rango de escenarios.
Estos patrones generalmente comienzan en la adolescencia y pueden llevar a problemas en situaciones laborales y sociales.
Estas afecciones varían de leves a graves.
Aunque lleva tiempo tratar los trastornos de personalidad, ciertas formas de psicoterapia pueden servir. En algunos casos, los medicamentos son un complemento útil.
Un trastorno de personalidad se define como experiencias y comportamientos que difieren de las normas sociales y expectativas. Las personas diagnosticadas con un trastorno de la personalidad pueden tener alteraciones en la cognición, emotividad, funcionamiento interpersonal o en el control de impulsos. En general, los trastornos de personalidad se diagnostican al 40-60% por ciento de los pacientes psiquiátricos, y representa el diagnóstico psiquiátrico más frecuente.
ORIGEN O CAUSAS
Las causas de los trastornos de personalidad se desconocen. Se cree que factores genéticos y ambientales juegan un papel en su desarrollo. Aunque por experiencia podremos identificar como posibles causas:El maltrato, abuso o negligencia emocional en la infancia parecen jugar un papel especialmente importante en el desarrollo de diversos trastornos de personalidad. En particular, entre las personas con trastorno límite, el 55% ha sido víctima de abuso sexual. Esto no significa necesariamente que el abuso sexual sea la causa, sino más bien puede implicar que, en una personalidad con cierta predisposición, el trauma del abuso actuó como desencadenante.
La negligencia emocional es otro aspecto importante a tener en cuenta en la aparición de este tipo de trastornos. Consiste en ignorar o no prestar atención a las necesidades emocionales de los niños.
En algunos casos, la personalidad de un niño puede ser (por motivos genéticos) tan difícil de manejar que los padres no sepan cómo hacerlo y acaben respondiendo con abuso o negligencia, agravando los problemas del niño y propiciando la aparición del trastorno.
El abuso verbal puede tener también un impacto. En un estudio realizado con 793 madres, los investigadores les preguntaron si habían gritado a sus hijos y les habían dicho que no los querían o amenazado con echarlos. Los niños que habían experimentado este tipo de abuso verbal tenían el triple de probabilidades de desarrollar trastorno de personalidad límite, narcisista, obsesivo-compulsivo o paranoide en la edad adulta.
Incluso los compañeros, profesores u otras personas significativas pueden ejercer un impacto, tanto positivo como negativo. Un niño con una predisposición a desarrollar un trastorno de personalidad, puede no desarrollarlo nunca si se encuentra en un ambiente sano y protector, pero si se encuentra en situación de maltrato o abuso es muy probable que acabe padeciendo el trastorno.
Las experiencias vitales también juegan un papel importante. Por ejemplo, explica Judith Beck, directora del Beck Institute for Cognitive Therapy and Research, un niño con tendencias obsesivo-compulsivas que tiene padres alcohólicos puede asumir la responsabilidad de cuidar de sus hermanos menores, lo que puede ampliar su propensión hasta que aparece el trastorno.
Como vemos, la genética puede hacer que tengas una predisposición, pero el ambiente y experiencias que vives pueden influir, para bien o para mal, tanto en el desarrollo del trastorno como en su manejo y tratamiento, siendo siempre posible el cambio.
Los síntomas varían ampliamente dependiendo del tipo de trastorno de la personalidad.
En general, los trastornos de la personalidad involucran sentimientos, pensamientos y comportamientos que no se adaptan a un amplio rango de escenarios.
Estos patrones generalmente comienzan en la adolescencia y pueden llevar a problemas en situaciones laborales y sociales.
Estas afecciones varían de leves a graves.
TRATAMIENTO
Al principio, las personas con estos trastornos usualmente no buscan tratamiento por su cuenta. Tienden a buscar ayuda una vez que su comportamiento ha causado problemas graves en sus relaciones personales o en sus trabajos. También pueden buscar ayuda cuando están luchando con otro problema psiquiátrico, como un trastorno del estado anímico o drogadicción.Aunque lleva tiempo tratar los trastornos de personalidad, ciertas formas de psicoterapia pueden servir. En algunos casos, los medicamentos son un complemento útil.
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